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Señor Dios nuestro, confesamos juntos
nuestra fe en el misterio de tu perfecta
unidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
uno y único Dios. Oramos por la gracia
de crecer unidos como tu Iglesia. Por el
bautismo, profesamos esta unidad en
el don de tu Espíritu Santo, nacidos de
nuevo como tus hijos sin pecado. Sin
embargo, rápidamente sucumbimos a
la tentación de la división. Perdónanos
este pecado y condúcenos al milagro de
reconciliarnos por el amor de nuestro
Señor Jesucristo. El pecado y la división
conducen a la muerte y la destrucción.
En Jesús, que venció a la muerte para
siempre con su supremo acto de amor,
se nos da el poder de construir en
este mundo su reino de perdón y paz.
Te rogamos, Oh Padre Celestial, que
podamos creer y confiar verdaderamente
en la promesa del Evangelio: “que todos
sean uno”. Te lo pedimos por Jesucristo,
nuestro hermano y Señor, en el poder
del Espíritu Santo. Amén.