Historia
Breve - Semana de Oración por la Unidad Cristiana 2010
por el Reverendo Timothy MacDonald, SA,
Director Asociado
Graymoor Ecumenical & Interreligious Institute
La Octava de Unidad de la Iglesia se celebró por primera
vez en enero de 1908. Celebrada en la capilla de un pequeño
convento de los Franciscanos de Redención de la Iglesia
Protestante Episcopal, en una remota montaña a cincuenta
millas de la ciudad de Nueva York, este nuevo movimiento de
oración llamó la atención de otros más
allá de los frailes Franciscanos y las hermanas Redentoras
hasta convertirse en un movimiento energético que gradualmente
floreció en uno observado mundialmente, incluyendo
muchas naciones y millones de personas.
Para poder apreciar completamente esta corriente
que ha sido alimentada por algunos y que converge con otras
corrientes significantes en el desarrollo histórico
de la Semana de la Oración por la Unidad Cristiana,
anotamos algunos de los aspectos de la historia temprana del
movimiento. El padre Paul James Wattson y la hermana Lurana
White, co-fundadores de la Orden de Frailes Franciscanos y
Hermanas Redentoras, estuvieron totalmente comprometidos al
diálogo de la Comunión Anglicana con la Iglesia
Católica Romana. Como tal, ellos comenzaron un movimiento
de oración que explícitamente oraba por el retorno
de cristianos no católicos a la Santa Iglesia. No es
necesario mencionar que tal observación podría
atraer unos pocos/as de nuestros hermano/as separado/as excepto
un pequeño número, de anglo católicos
y católicos romanos. La idea de un periodo de oración
por la unidad cristiana se originó por una conversación
del padre Paul Wattson con el clérigo inglés
Rev. Spencer Jones. En 1907 Jones sugirió que se debería
dedicar un día para la oración por la unidad
cristiana. El padre Paul Wattson estuvo de acuerdo con el
concepto pero ofreció la idea de una Octava de Oración
entre la Fiesta de la Cátedra de San Pedro el 18 de
enero y la Fiesta de la Conversión de San Pablo el
25 de enero.
Cuando el padre Paul y la hermana Lurana se
convirtieron en católicos romanos, el Papa Pío
X ofreció su bendición a la Octava de Oración
de la Iglesia, y en el año 1916, el Papa Benedicto
extendió esta observación a la iglesia universal.
Este reconocimiento por la autoridad papal le dio a la Octava
un ímpetu a través de la Iglesia Católica
Romana. El padre Wattson promovió la Octava de Oración
de la Iglesia, hasta el año de su muerte, en 1940,
más tarde conocida como la Fiesta de la Octava de la
Unidad para enfatizar su enfoque Petrino, a través
de su revista, The Lamp.)
Cuáles fueron algunos de los antecedentes
históricos importantes a esta octava de oración?
Ciertamente en el siglo XIX, el deseo de los cristianos de
orar juntos era parte del espíritu de la época
entre aquellos alarmados por las divisiones que debilitaban
el poder del testimonio cristiano. En 1846, por ejemplo, se
estableció en Londres La Alianza Evangélica
la cual desarrolló conexiones internacionales y entre
iglesias. Ruth Rouse nota que era Ala primera y única
organización ecuménica la cual surgió
del despertar Evangélico del siglo XIX@. (A History
of the Ecumenical Movement: 1517-1948). El concepto de unidad
expresado en su constitución era la unión entre
individuos cristianos de diferentes iglesias para su renovación
en el Espíritu; ellos no trabajarían con la
cuestión de la reunión de iglesias. La Alianza
puso a un lado una semana comenzando el primer domingo del
año, para la oración unida entre miembros de
diferentes iglesias a orar por la renovación en el
Espíritu.
La Asociación para la Promoción
de la Unidad de los Cristianos fue fundada en el año
1857 con la participación anglicana, católica
romana y ortodoxa. Su propósito era Aoración
unida para que una unidad visible pueda ser restaurada en
la cristiandad@. Desafortunadamente, Roma retiró su
apoyo a la Asociación. El problema, por supuesto, no
era el acto de la oración en sí como las preguntas
concernientes a la naturaleza de la iglesia y la naturaleza
de la unidad procurada en esta oración. Esta dificultad
no comenzaría a ser resuelta sino casi hasta la mitad
del siglo XX.Cabe notar que los papas habían urgido
a los católicos romanos a orar por una unidad cristiana
pero desde la postura de retorno a la Iglesia Católica
Romana. En 1894 León XIII entusiasmó a los católicos
a recitar el rosario con la intención de la unidad
cristiana. De nuevo, en 1897, el decretó en Provida
matris que los días entre la Ascensión y Pentecostés
debían ser dedicados a la oración por la reconciliación
con nuestros hermanos separados. En su encíclica Divinum
illud, León buscó establecer esta práctica
de oración como un aspecto permanente de la Iglesia
Católica Romana.Las Conferencias Lambeth durante este
período también promovieron la oración
por la unidad cristiana. Rouse nota que la Segunda Conferencia
de 1878 fue una típica preocupación de los anglicanos
por esta unión. En esa conferencia, los obispos hablaron
de su deseo de que esta conferencia apoyara una observación
de una temporada de oración por la unidad de la cristiandad.
En 1913 la Comisión de Fe y Orden de
la Iglesia Episcopal Protestante publicó un boletín
informativo promoviendo la oración por la unidad en
Pentecostés y en 1915 publicó un Manual de Oración
por la Unidad. La Conferencia preparatoria de Fe y Orden que
se celebró en Génova en 1920 apeló por
una semana especial de oración por la unidad cristiana
terminando con Pentecostés. Fe y Orden continuó
emitiendo ASugerencias de la Octava de Oración por
la Unidad Cristiana@ hasta 1941 cuando cambió las fechas
para su semana a aquellas de la Octava en enero. En esta forma,
los cristianos, que por razones de conciencia, no podían
unirse a otros en servicios de oración ahora podrían
ahora compartir en oración unida al mismo tiempo. Estos
esfuerzos variados aunque no lograban una observación
amplia entre las iglesias iban trazando el camino para la
Semana de Oración por la Unidad Cristiana la cual ha
llegado a ser observada ampliamente a través de la
cristiandad.
En 1935 el abad Paul Couturier, sacerdote de
la Arquidiócesis de Lyons, buscó una solución
al problema del no-católico romano de no poder observar
la Octava de Oración por la Unidad Cristiana. El encontró
la solución en el Misal Romano como la habría
hecho la Asociación para la Promoción de la
Unidad de los Cristianos setenta y ocho años antes
en Inglaterra. Couturier promovió la oración
por la unidad cristiana desde la base inclusiva de que Anuestro
Señor concedería a su iglesia en la tierra la
paz y la unidad las cuales existen en su mente y propósito,
cuando en las vísperas de su Pasión, El oró
por que todos fuéramos uno@. Esta oración uniría
a los cristianos en oración por esa unidad perfecta
que Dios desea y por los medios que El desea. Al igual que
el padre Paul Wattson, el abad Couturier exhibió una
pasión poderosa por la unidad y estuvo enviando Allamadas
a la oración@ anualmente hasta su muerte en 1953.
Mientras que no todos los católicos han aceptado la
solución de Couturier y algunos continúan enfatizando
la centralidad de la oficina Petrina en sus esfuerzos por
la unidad y la oración, todas las dificultades fueron
resueltas en 1964 con la promulgación del Decreto en
Ecumenismo del Segundo Concilio Vaticano. El Decreto dice
a los católicos romanos en términos bien claros
e inequívocos: "En ciertas circunstancias especiales,
tales como servicios de oración por la unidad y durante
celebraciones ecuménicas, es permitido, de hecho muy
deseado, que los católicos se unan en oración
con sus hermanos separados. Tales oraciones compartidas son
ciertamente un medio muy efectivo de pedir por la gracia de
la unidad, y ellos son una expresión genuina de los
lazos los cuales ahora nos unen a los católicos con
nuestros hermanos alejados."
En 1993 el Concilio Pontificó para Promover
la Unidad Cristiana emitió el Directorio para la Aplicación
de Principios y Normas del Ecumenismo y explícitamente
entusiasmó la participación en la Semana de
Oración por la Unidad Cristiana. Hoy día, la
Semana de Oración por la Unidad Cristiana pertenece
a todos los cristiano/as que estén sinceramente interesados
en lograr la oración de Cristo de que "todos seamos
uno". El cardenal Kasper, cuando discute la oración
en común en su libro A Handbook of Spiritual Ecumenism,
menciona específicamente que "la celebración
anual de la Semana de la Oración por la Unidad Cristiana
mundialmente es una iniciativa de importancia singular para
ser fomentada y más adelante desarrollada."
Es auspiciado por la Comisión de Fe
y Orden del Concilio Mundial de Iglesias y el Concilio Pontificó
para la Unidad Cristiana. En una base nacional, los materiales
para la celebración de la Semana de Oración
son el trabajo de Graymoor Ecumenical & Interreligious
Institute en colaboración con la Comisión de
Fe y Orden del Concilio Nacional de Iglesias y la Comisión
de Obispos Católicos Romanos para Asuntos Ecuménicos
e Interreligiosos.
El tema de la Semana de Oración por
la Unidad de los Cristianos en el año 2011 viene a
todos los cristianos del mundo de las iglesias de Jerusalén.
El tema, "Acudían asiduamente a las enseñanzas
de los apóstoles, a la comunión, a la fracción
del pan ya las oraciones," es de Hechos 2:42. Estas iglesias
nos invitan a recordar que todas nuestras comunidades cristianas
se originaron con la Iglesia de Jerusalén y que esta
iglesia sigue siendo un poderoso símbolo ecuménico
para nosotros. En nuestros servicios ecuménicos se
nos invita a meditar en nuestra devoción a las enseñanzas
de los apóstoles, a la comunión, a la fracción
del pan y a las oraciones como elementos que nos constituyen
como el cuerpo de Cristo. Las iglesias de Jerusalén
también piden nuestras oraciones por la justicia y
la paz que han eludido a sus tierras durante tanto tiempo.
Se recuerda a los cristianos en todas partes a través
de sus servicios ecuménicos de los aspectos básicos
del testimonio cristiano, a saber, el amor en el servicio
del Evangelio de la reconciliación con Dios y con todos
los pueblos "que el mundo crea".
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